Nuestro vehículo es una viejoven Nissan Vanette Practic Combi-5 que vio sus primeras luces un ya lejano mes de abril del año 1994 en la toledana población de Talavera de la Reina.
Llegar hasta La Vane ha sido un proceso que podría ocupar todo un capitulo de un libro, de hecho así será, porque en ello me encuentro ahora mismo. Seguid atentos.
¿Por qué La Vane?
Para nosotros era fundamental que pudiésemos dormir dentro del vehículo para evitar uno de los mayores costes de la vida nómada y de los viajes en general: el alojamiento. Por tanto necesitábamos un vehículo lo suficientemente largo como para dormir de forma cómoda, pero que no fuese un armatoste de 6 metros que llame demasiado la atención o sea complicado de maniobrar.
La motorización nos daba un poco igual, no tenemos prisa, pero sí teníamos claro que debía ser un modelo que funcione con gasolina por ser más simple mecánicamente y, sobre todo, lo más sencillo posible con el fin de reducir al máximo las posibilidades de avería. También la disponibilidad de combustible ha sido un elemento a tener en cuenta para elegir este tipo de motor.
Así, nuestra Vane, no tiene ordenador de abordo, no tiene dirección asistida, ni elevalunas eléctrico, tampoco tiene aire acondicionado, de hecho ahora mismo ya no tiene ni módulo de calefacción. Buscamos simplificar al máximo todos los elementos con el fin de reducir las posibilidades de fallos o averías.
Otro detalle que nos decantó a elegir esta motorización en concreto es que no usa correa de distribución, sino que para esa función usa una cadena, reduciendo así drásticamente las complicadas tareas de mantenimiento de la misma.
La Vane Zen-Furgo
Con el precio que tiene la gasolina ni se nos pasa por la cabeza mantenerla en marcha para que el poco eficaz sistema de calefacción intente hacer su trabajo, así que al ver que tenía una fuga en el mismo, en lugar de repararlo tomamos la decisión de suprimirlo. Nos vamos a calentar por otros métodos. Suena raro esto último.
Queremos que La Vane sea lo más parecido a un simple y parco jardín zen. Con poco expresar mucho. En nuestro caso, con poco hacer el máximo posible.
El motor es un 1.500 de gasolina que entrega 69CV y que hace que pasar de los 100 kilómetros por hora sea una acción temeraria. Pero nos da igual, no tenemos una de las barreras típicas del viajero ocasional o profesional: el tiempo. Tampoco vamos a viajar todos los días ni a hacer grandes distancias de un tirón, así que las prestaciones y potencia no son importantes en este caso.
Arreglos minimalistas
Desde que llegó a casa La Vane ha recibido algunas modificaciones y pequeñas reparaciones:
- Cambio de los resortes que levantan el portón trasero. Al recogerla había que mantenerlo en alto con la ayuda de un listón de madera.
- Cambio de las tulipas traseras que estaban rotas y les entraba agua.
- Eliminación por completo del sistema de calefacción. Tenía fugas y un montón de partes por las que era más que posible que fallase en un futuro, así que fuera.
- Fuera defensas. La delantera no estaba homologada, por lo que había que quitarla cada vez que toca pasar la ITV (Inspección Técnica de Vehículos obligatoria en España), y teniendo en cuenta que hay que hacerlo cada 6 meses, ni me lo pensé. También quitamos las defensas de las tulipas traseras, no protegen nada, más bien todo lo contrario.
- Fuera también los asientos traseros. Tampoco sirven de mucho porque no tienen cinturones de seguridad ni la furgona los lleva. Es lo que tiene ser del año 1994 imagino.
Ahora mismo estamos proyectando la estructura interior que dará soporte a nuestra cama y que hará las veces de habitación-salón-comedor, incluso eventualmente y para aguas menores, también de lavabo nocturno.
He fotografiado casi todo el proceso y las modificaciones, así que en próximos artículos os muestro los cambios con todo lujo de detalles.
Hoy es miércoles día 21 de diciembre de 2016 y faltan 474 días para que comience nuestro salto al vacío.