Pero antes de llegar al parto de Salto al Vacío vamos a vivir otras emociones al reunirnos con María y su familia. Su padre compró a La Vane en abril de 1994 y la tuvo hasta el día en que falleció.
De hecho Salto al Vacío está dedicado a su memoria. Castilla La Mancha, allá vamos.
Talavera de la Reina, casa de La Vane
Nuestra primera parada en Castilla La Mancha es Talavera de la Reina nos espera María y su familia. Ellos fueron los que compraron a La Vane en 1994 y la sacaron del concesionario Nissan un 26 de abril.

Han pasado ya dos años desde que a finales de septiembre de 2016 pasamos a recogerla por el parking del Centro Comercial Los Alfares. Esa misma tarde paramos a repostar y nos hicimos la foto que podéis ver en el apartado QUIÉNES SOMOS.
Salimos a disfrutar de la noche talaverana y de los placeres del viajero: ducha y cama. Gracias María y familia.
La segunda noche la pasamos en el “área de autocaravanas” que el ayuntamiento ha instalado junto al parque de bomberos de la ciudad. Lugar tranquilo y sin apenas tráfico.
Mientras escribo este artículo ya no tenemos a La Vane, pero todos vosotros y Talavera de la Reina estaréis siempre en nuestra memoria. De corazón gracias.
Toledo imperial
¡Ay, Toledo! Cuántas emociones vivimos allí. De largo nuestro rincón favorito en Castilla La Mancha. Os cuento.
Para pernoctar en Toledo elegimos un tranquilo aparcamiento en el polígono (que es de facto un pueblo más que un polígono) de Santa María de Benquerencia. Más un distrito que otra cosa.

Apenas a unos pocos metros viven Jose y Carmen, amigos de una prima nuestra que por lo buena gente que son se han convertido también en los nuestros.

En su casa compartiremos algunas comidas y cenas, una noche en cama y las ansiadas duchas. También muchas e interesantes charlas delante de una copa. Amén de servirnos de dirección para recibir los libros impresos. Pero no corramos tanto.
Separador de carga para La Vane
Desde poco después de comenzar el viaje separábamos la cabina del habitáculo con una simple cortina. Nos gustaba pero echábamos de menos algo más funcional.
Separadores de carga para Vanette existía uno, pero era hecho con tubos de metal. Es lo único homologado a lo que podíamos aspirar.

Así que decidimos, para ocupar las mañanas, diseñar uno que incluyese unos pequeños armarios donde tener más a mano las cosas que más usamos en nuestro día a día viviendo en furgoneta.
Nos hicimos de algunas cajas de cartón grandes y tomando cotas, todo dentro de La Vane es redondeado y sin formas rectas, diseñamos el separador base. Sobre ese separador creamos los armarios, también en cartón, para ver su volumen físico real.
También diseñamos un soporte de metal sobre el que iría fijado el separador. Guardamos todas esas medidas y patrones. Hasta llegar a Andalucía no se convertirían en realidad.
Maquetación y envío a imprenta de Salto al Vacío
Por las mañanas hacemos cosas en la furgoneta y de vez en cuando nos acercamos en bus a la ciudad para callejear por ella. Por las tardes toca biblioteca, a las 3 y media de la tarde abren, allí nos plantamos y estamos hasta las 8 y media, que es cuando cierran.
Esas tardes están llenas de maquetación y más maquetación. Soy un completo novato en esos menesteres y manejar conceptos como sangrías, espaciados, lomos, paginación y mil cosas más me viene un poco grande.
El libro ya estaba corregido y repasado. Recordad el artículo anterior donde en Horcajo Medianero disponemos de casa por 11 días y acometo esa labor.
Finalmente, tras una semana de intenso trabajo, concluye el proceso. Genero el archivo final tanto del libro como de la portada, contraportada y lomo, y lo envío a la imprenta. Tras 6 meses de dolores de cabeza la tarea había llegado a su fin.
Doy como dirección de entrega la de mis amigos Jose y Carmen. Para ellos sería el primer ejemplar firmado.
Salto al Vacío, el libro ya está aquí
Y llegó el día. Estamos ya a finales de octubre. Llevamos casi 3 semanas en Toledo, disfrutando de Castilla La Mancha, y la verdad es que tenemos ganas de ponernos en marcha. El cuerpo pide ruta.
Estamos tomando un café tan tranquilos y suena el móvil. El transporte nos trae los libros. Qué nervios. Le indico que estamos justo al lado y aparca al lado, descargamos las cajas.

Mientras la operación de descarga tiene lugar se dispara la pregunta ¿Dónde narices vamos a meter todo esto? Son 110 kilos de libros. No lo sabíamos pero nos estábamos metiendo en un lío curioso.
Abrimos la primera caja y sentí la emoción del que ve algo creado por uno mismo al fin en forma física. Ya sabes, lo miras, abres, hueles, ojeas. Para ser de un novato total no ha quedado tan mal.

Pasada la euforia inicial comenzamos a buscar huecos y espacios donde guardar libros. Acomodamos las cajas restantes como pudimos. Aunque por las noches, para montar la cama había que mover alguna. Ejercicio antes de dormir.
Al final, y aunque aún no lo sabíamos, nuestro buen amigo Ángel, su pareja María y su familia nos guardaría unas cuantas cajas en su casa en Estepa, Sevilla. Pero ya llegaremos a eso.
Hora de decir adiós a Toledo
El 1 de noviembre nos movemos por fin. Aparcamos en un parking al pie de la ciudad. Conocemos a Matías y su pareja. Viven cerca, nos conocen por Forocoches y no solo nos acercan una botella vodka para sobrellevar el frío que comienza a asomar la cabeza por esas tierras.
También nos abre las puertas de su casa para ducharnos, cenar y hacer una lavadora. Luego nos reunimos con más amigas y nos tomamos una cerveza compartiendo un rato de agradable charla.
Al día siguiente, por fin, iniciamos ruta de nuevo. Extremadura y nuestra segunda entrada a Portugal nos esperan. Vamos a por ello. Decimos adiós a Castilla La Mancha, bueno, más bien hasta pronto.