Dosnomadistas, estamos vivos. Han pasado tantas cosas desde que publicamos el último artículo que va a ser difícil explicarlo todo, pero lo voy a intentar.
Procuraré que esto no sea un ladrillo infumable de los míos. Palabra. Pero ya aviso que va a ser complicado evitar ese bache. Vamos al lío.
Estamos vivos ¿Cómo estamos? ¿Y vosotros?
Sí, estamos vivos pero más importante que nosotros es saber cómo estáis “vosotres” ¿Todas y todos bien? Os cuento lo nuestro.
En diciembre de 2020 agarramos el bicho. Todos en casa nos contagiamos de coronavirus. Tanto Cristina como un servidor lo pasamos casi sin secuelas.
Cristina un poco de fiebre y yo perdí el olfato y gusto durante 10 días. Nos preocupaba más la madre de Cristina que ya tiene la mujer una edad (83 años) y fue la que peor lo llevó. Todos estamos bien.
Cuando os escribo este artículo ella ya está vacunada y nosotros en espera de que nos llamen algún día para pasar por el trámite… y a ver si podemos movernos ya un poco.
La Vane ya no está con nosotros
Sí amigos, esto ha sucedido. Tras pasar por el proceso de darla de alta de nuevo (la dimos de baja porque la idea no era que una pandemia mundial nos hiciese regresar) y con nuestra situación personal empeorando por momentos, tomamos esa decisión.
Así, el pasado mes de diciembre La Vane pasó a manos de su nuevo propietario, por Madrid anda, si la veis le dais recuerdos de nuestra parte.
Estamos vivos pero al final de todo las cosas nunca nos pertenecen realmente, es tan solo una ilusión de posesión. Las cosas pasan por nuestra vida, llegan y se marchan. Igual que hacemos nosotros.
Cambio profesional
Estamos vivos, pero ya voy teniendo “una edad” y desde 2019 estoy algo cansado. No de hacer lo que hago, que me encanta, pero sí de hacerlo para terceros. Tengo muchos conocimientos que quiero aplicar pero que al estar supeditados a la decisión de otros no podía usar y eso me iba quemando poco a poco.
Finalmente, y aunque mi situación económica era regular, decidí dar el salto y trabajar, pero solo para un servidor. Eso me ha llevado a iniciar un proyecto de e-commerce que ya está funcionando y preparar dos más que andan en fase de lanzamiento.
El primero verá la luz en forma de campaña de Kickstarter dentro de muy muy poco y el otro aún debe recorrer un tramo algo más largo debido a su complejidad.
Con casi 52 años da un poco de miedo lanzarse a estas cosas, pero como decía en el punto anterior la vida pasa rápido. Yo me siento joven, aunque el espejo se empeñe en decir lo contrario.
Aventura fallida
Si nos seguís por Instagram esto os sonará, pero si no es así os lo cuento.
El pasado 12 de abril, inconscientes nosotros, salimos de Vilanova i la Geltrú, a pie (empujando un carro con nuestras cosas), con la intención de llegar a Santiago de Compostela.
Bueno la idea original era llegar a Santiago, bajar después hasta Sevilla siguiendo el Camino de la Plata y desde allí hacer el Mozárabe. Pero como primer objetivo llegar a Santiago ya nos parecía un éxito. Hablamos de unos 1.300 kilómetros más o menos.
Estamos vivos pero nuestro gozo en un pozo. Antes debes imaginarte la escena: dos personas, con chaleco reflectante, caminando por el arcén de la carretera y empujando un carro (uno de esos remolques de bicicleta pero con ruedas, os pongo una foto).

Esto, obviamente, era un imán para agentes de cualquier cuerpo, Policía Nacional, Guardia Civil, Mossos d’Esquadra. Una fiesta.
Los cierres perimetrales establecidos por el coronavirus estaban aún vigentes, a punto de caer pero vigentes. Luego estaban las declaraciones de algunos presidentes autonómicos que decían que les daba igual que el estado de alarma quedase inactivo el 9 de mayo, que iban a aplicar esos cierres por cuenta propia, aún siendo ilegal hacerlo.
Llegamos hasta Igualada. Tuvimos varios “encontronazos” con la autoridad y si bien la cosa no acabó en sanción, estuvimos rozando esa posibilidad. No todos los agentes eran amables.
Ojo, que no culpo a nadie. Entiendo que estar meses y meses intentando que sigamos ciertas normas debe ser agotador. Deben estar ellos más cansados que nosotros.
Con este panorama decidimos poner en espera la aventura. Quizás no sea aún el momento.
Giro de los acontecimientos
Estamos vivos pero no os voy a engañar, cancelar nuestra aventura supuso una “bajona” de ánimo importante. Estábamos sedientos de sol y libertad, esto era un palo a nuestro cerebro.
Pasaron un par de semanas y de repente llegaron buenas noticias de algo que teníamos en espera y se reactivó cuando ni lo esperábamos (permitidme ser discreto con esto, no todo se puede contar).
Esto representaba un soplo de aire fresco en nuestro ánimo. Nos vinimos arriba y comenzamos a mover cosas de nuevo.
El Escarabajo Verde
No, no nos hemos comprado un Volkswagen… pero sí una Renault Kangoo del año 2006 que está en perfecto estado exterior y, espero, mecánico.
La llamamos Escarabajo Verde porque es de ese color extraño verde claro metalizado, os pongo una foto mejor.

No la compramos con idea de usarla para viajar, sino para tener un vehículo y algo más de libertad. Pero la mente es traviesa y con el paso de los días empiezas a hacer cosas que no debes.
Vamos a medirla por dentro… no por nada, por saber el espacio que tiene. Yo creo que, tirando los asientos de conductor y acompañante para delante, una cama decente queda. Hombre, para una mesa y un buen par de baúles da. Voy a dibujar, por ver cómo quedaría, un hipotético mueble interior.
En fin. Que cuando regresemos de un viaje a Andalucía que tenemos pendiente, vamos juntar cuatro tablas y montar algo dentro para poder viajar.
Sería lo que he bautizado como “camperización zen”. Ligera, fácil de desmontar y sin que requiera de ninguna homologación. Todo extraíble en 5 minutos sin cableados, bombas de agua, claraboyas ni cosas similares.
Con La Vane, aunque era una camperización muy sencilla, se nos fue la cabeza. Luego no necesitas la mitad de las cosas y con lo básico pasas perfectamente. Al final nuestro lema es siempre el mismo: TODO LO QUE AHORRAS EN CAMPERIZAR ES DINERO PARA VIVIR Y VIAJAR.
Y nuestro objetivo es viajar, cuanto más tiempo mejor. Vivir al aire libre, un día aquí y otro allá. Es como somos felices. Un veneno.
En definitiva, estamos vivos.
Conclusiones
Estamos vivos pero la vida es un don corto y efímero. Nosotros hemos encontrado, tardíamente, la felicidad en vivir libres y queremos aprovechar esa fuente de felicidad todo lo que la funda vital que usamos nos permita.
Usad el tiempo todo lo que podáis. Un día, casi sin darte cuenta, te plantas en los 50 (como un servidor) e inevitablemente echas la vista atrás. Entonces caes en que ya has rebasado la mitad de tu vida útil de largo.
Haz cómputo vital. Errores, aciertos, emociones ¿estás satisfecho/a?
Las autoridades sanitarias advierten: VIVIR MATA
Nos vemos pronto.
Qué bien saber de vosotros. De verdad que la vida da muchas vueltas. Ojalá algún día sea capaz de tomarme sus sorpresas y adaptarme con la misma filosofía y buena disposición que vosotros, de momento me cuesta 😅
Muchísima suerte en todo y sed felices 😚
PD. Me encanta el escarabajo
¡Sara! ¡Hola!
Las cosas son como son, no podemos hacer nada contra eso. Pero ahí estamos.
En breve os contamos más novedades.
Gracias por tus buenos deseos y por seguir ahí.
Javier